Cristina Kirchner busca fueros: su candidatura a legisladora bonaerense

Una estrategia desesperada

Cristina Fernández de Kirchner confirmó su candidatura a legisladora provincial bonaerense, en un intento por mantenerse dentro del juego político. La ex presidenta competirá en la tercera sección electoral, una zona clave para el peronismo, con casi 5 millones de electores. Sin embargo, su postulación no es una sorpresa, sino una jugada calculada para protegerse judicialmente y mantener influencia dentro del espacio kirchnerista.

¿Un regreso político o una maniobra de supervivencia?

Si bien Cristina Kirchner sigue siendo una figura con gran capacidad de oratoria, su gestión dejó a la Argentina sumida en la decadencia. Sus condenas por corrupción son un recordatorio constante de su historial, y su candidatura parece más una estrategia de blindaje judicial que un verdadero intento de aportar al país.

El kirchnerismo, lejos de ser una fuerza política dominante, está en caída libre. Lo que antes era un movimiento con peso, hoy se reduce a manotazos de ahogado, intentando revivir figuras que ya no tienen el respaldo de la sociedad. La candidatura de Cristina no es un gesto de fortaleza, sino de desesperación.

El desdoblamiento electoral impulsado por Axel Kicillof solo profundiza la crisis interna del peronismo. Cristina lo criticó abiertamente, dejando en evidencia las fracturas dentro del espacio. La estrategia de dividir las elecciones podría perjudicar al kirchnerismo, debilitando aún más su estructura.

Qué impacto tendrá en las elecciones?

La gran incógnita es si Cristina Kirchner aún conserva un caudal de votos significativo. Su presencia en la boleta puede movilizar a su núcleo duro, pero la realidad es que su imagen está desgastada. La sociedad argentina ha cambiado, y el kirchnerismo ya no representa una opción viable para el futuro del país.

La política argentina necesita renovación, no reciclaje. La candidatura de Cristina Kirchner es un intento desesperado de aferrarse al poder, pero la realidad es que su tiempo ya pasó. La Argentina debe avanzar hacia un modelo de libertad y transparencia, dejando atrás las viejas estructuras corruptas.